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Individuos, organizaciones y naciones requieren información para orientar su rumbo. No es un mero ejercicio intelectual, sino un recurso estratégico, un mapa en cifras, para tomar cualquier decisión fundada en la evidencia, ya sean estas decisiones políticas, culturales, ambientales, económicas. En el mundo actual, de oleajes y corrientes cambiantes, contar con datos desagregados, de calidad, pertinentes, veraces y oportunos puede leerse como necesidad, más que como ventaja: ayudan a hacer a un lado sesgos y prejuicios que pueden obstaculizar la política pública o los negocios.

Por ello, nuestro país ha dedicado esfuerzos realmente admirables a generar información estadística y geográfica cada vez más rigurosa, confiable y útil; esfuerzos que hoy coordina y encabeza el INEGI.  En particular, hay dos programas de información que se caracterizan por su amplitud estadística, información pormenorizada y utilidad pública; me refiero a los Censos Económicos y la Encuesta Intercensal. Dos pilares de la estadística oficial en México.

El primer programa es la base de datos económicos más grande y detallada del país, mientras que el segundo consiste en actualizar la información que se recaba en los Censos de Población y Vivienda. El 24 de julio pasado, se publicaron los resultados definitivos de los Censos Económicos 2024 y, en los meses de octubre y noviembre, saldremos a campo para levantar la Encuesta Intercensal 2025, cuyos resultados se publicarán el próximo año.

Los Censos Económicos son uno de los programas estadísticos más longevos, pues cuentan casi 100 años de historia estadística, desde que se levantó el primer Censo Industrial en 1930. Gracias a estos censos, que se han adaptado a las circunstancias de la economía nacional e internacional, podemos conocer qué, cómo, dónde y cuánto se produce en México. El número de establecimientos, el personal total que ocupan, el tamaño de las empresas, los sectores a los que pertenecen, cómo se distribuyen en el territorio, y hasta sus vínculos con el extranjero, son algunas de las variables disponibles para las personas estrategas de los sectores público y privado.

Además, esta edición de los censos brinda información valiosa con respecto de temas actuales y centrales para el sector privado, como la tecnologización de los procesos productivos, la diversificación en medios de pago, la inclusión de personas con al menos una discapacidad en el mercado laboral o las brechas de género que aún persisten en la búsqueda de un desarrollo sostenible. En otras palabras, si la economía mexicana es un complejo de engranajes y resortes que avanzan a lo largo el tiempo, los censos son la llave y lupa de relojería que permiten examinarlos a conciencia. Desde luego, nada de esto sería posible sin el respaldo y la confianza del sector privado, cuya confidencialidad se protege de acuerdo con los más estrictos estándares internacionales.

Por otra parte, la Encuesta Intercensal 2025 será la gran fotografía, en alta definición, de los hogares mexicanos, de la población que sostiene el trabajo del sector productivo con su consumo. En este caso, la encuesta, que se levantará del 06 de octubre al 15 de noviembre, busca renovar los datos del Censo de Población y Vivienda 2020 a fin de tener una respuesta fresca a la pregunta de cuántos somos y cómo vivimos. La población, como cualquier familia, cambia con los años y es necesario añadir fotografías recientes al álbum de su composición y desarrollo en el tiempo.

Cuando arranque el levantamiento de la Encuesta Intercensal 2025, miles de personas encuestadoras, debidamente identificadas y uniformadas con sus característicos sombreros y chalecos color caqui, saldrán a visitar una muestra representativa de viviendas para preguntar por el número de habitantes, su edad, su sexo, su escolaridad, su condición migratoria, los servicios básicos a los que acceden, las condiciones de su vivienda, el número de habitaciones, entre otros temas. Se trata de volver a conocernos, de ponernos al día mediante un gran reencuentro estadístico.

Ciertamente, la información contenida en estos programas es un recurso provechoso para cualquier empresa o grupo de empresas, particularmente aquéllas que portan el estandarte de la globalidad, la vinculación con el exterior y la representación del país en los mercados internacionales; que aportan ideas no sólo para sus propias industrias, sino para México en general. El servicio público del INEGI busca precisamente poner el poder de la información en las manos de los más posibles, incluyendo las empresas globales. Esperamos con los datos abiertos.

Julieta Brambila

Directora general de Comunicación, Servicio Público de Información y Relaciones Institucionales
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI)